En 1989 y con el fin de frenar el exceso de demanda interna, el Miniserio de Economía y Hacienda adoptó la decisión de que las empresas adelantaran al Fisco el 60 por ciento de lo que les corresponde tributar en el Impuesto sobre Sociedades en tres entregas de igual cuantía, tomando como referencia los beneficios del año anterior.

Para los responsables de Confemetal, este sistema de pagos a cuenta aumenta la presión fiscal sobre las empresas y está provocando "graves problemas" en sus tesorerías, ya que "se ven obligadas a detraer recursos anticipadamente por unos beneicios obtenidos el ejercicio anterior y que difícilmente se repetirán en el presente".

Además, según Confemetal, si se tienen en cuenta las necesidades de inversión y de competitividad, el precio del dinero y la actual falta de liquidez, "el pago a cuenta tal y como está estructurado hoy supone un freno a la inversión y, por lo tanto, al crecimiento de la producción y del empleo".

Confemetal asegura que como consecuencia de los problemas que crea el pago a cuenta de los impuestos, las peticiones e aplazamiento o fraccionamiento de las deudas tributarias de las empresas crecieron alrededor de un 20 por ciento en 1991.

La patronal del metal señala que el mayor volumen de aplazamientos o fraccionamientos de pago afecta a las retenciones del trabajo personal, seguidas del IVA y el Impuesto de Sociedades.

En su nota, Confemetal explica que el fuerte crecimiento de la "morosidad fiscal" de las empresas viene motivado por la difícil situación que muchas de ellas atraviesa como consecuencia de l desaceleración de la actividad económica.