Según aseguró hoy Jaime Gil-Robles, director ejecutivo de FEBE, el 79% de los jóvenes entre 18 y 25 años afirman que ceden el coche a otro conductor cuando beben alcohol, un hábito que se está consolidando y que en 2004 sólo tomaban en consideración el 51% de los jóvenes.

El estudio también pone de manifiesto cómo el coche empieza a perder fidelidad como único medio de transporte cuando se sale de marcha, si bien su uso sigue siendo mayoritario (68%).

Lo que sí está cambiando es la actitud de conductores y pasajeros. Los primeros aseguran que no beben nada si van a conducir (80%) y un 70% de los acompañantes resalta que intenta convencer al conductor de que no coja el coche. Un 9%se monta sin decir nada. El "yo controlo" empieza a perder fuerza, del 32% en 2007 al 19% actual.

Gil-Robles también hizo balance de las acciones llevadas a cabo por la FEBE en esta materia desde el año 2004. Según dijo, han llegado a más de 12.300 jóvenes con más de 50 acciones en 25 ciudades españolas.

En 2009, añadió, la FEBE seguirá concienciando a los jóvenes e insistiendo en la necesidad de realizar un consumo "cero" al volante. Además, ampliará su labor de sensibilización sobre el consumo responsable hacia los acompañantes.

"ES EL PROBLEMA"

La presentación contó con la participación de Pere Navarro, director de la DGT, quien insistió en que alcohol y conducción "no es un problema de Seguridad Vial: es el problema".

Recordó que en 2009 la DGT ha realizado 5 millones de controles de alcoholemia preventivos frente a los 2,5 millones de controles que se hacían en el año 2003. El porcentaje de positivos, añadió, ha pasado del 4,2% a un 1,9%.

Sobre la figura del conductor alternativo aseguró que es una herramienta que funciona. "Es una iniciativa más de la sociedad civil y todas suman", aseguró.

A pesar de todo ello, informó de que en los últimos 12 meses se ha detenido a 19.000 conductores por delito de alcohol y conducción. "Esto es muchísimo, es una barbaridad. Significa tener antecedentes penales por conducir borracho", con todas las consecuencias que ello acarrea ante la sociedad o en cuestiones laborales.

"Lo que hemos conseguido", aseveró, "que ahora el que bebe y conduce al menos tenga remordimientos por ello. El paso siguiente", concluyó, "es conseguir que no lo haga".