El Plan de Acción contra el Alcohol engloba otras medidas destinadas a combatir el problema de la violencia relacionada con el consumo de alcohol y el de la bebida en los menores de edad.

Los conductores que hayan sido detenidos por no respetar los límite de velocidad y por estar bebidos en ese momento estarían obligados, según el Plan, a realizar un curso de rehabilitación en el que se encontrarían con familiares de víctimas de otros conductores ebrios.

En el curso se les enseñará los peligros a los que se enfrentan cuando un coche circula más allá del límite de velocidad permitido. Después del curso, los conductores podrán voluntariamente decidir si quieren que se les resten puntos a su carné de conducir o bien pagar una multa.

Otras medidas prvistas en el plan incluye la reducción de la violencia relacionada con el alcohol. Para ello, el Gobierno prevé prohibir la exposición al público de botellas y latas abiertas de bebidas alcohólicas, el cierre de pubs y clubes donde se producen sucesos violentos de manera frecuente. También se incluirán a los "vigilantes de pubs" que prohibirán la entrada a las personas que causan problemas y no permitirán servir más a las que ya están ebrias.

Por otra parte, el Gobierno británico pretende incluir un nevo test de drogas en la carretera que pedirá a los conductores que se pongan de pie apoyándose sólo en una pierna y que se toquen la nariz. Los oficiales de policía también serán entrenados para determinar, por los ojos del conductor, el tipo de droga que ha consumido éste. Además, podrán obligar a los conductores a realizarse pruebas de orina y sangre en la comisaría.