Seguridad vial
Conducir con discapacidad física grave será más fácil en España
- La DGT comprará dispositivos que evalúan si estas personas pueden tener el carné
- Iván Díaz, con más de un millón de kilómetros al volante: “El coche son mis piernas”
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Las personas con discapacidad tienen muchas dificultades para obtener el permiso de conducir en España. Pero esta realidad puede cambiar en 2025, cuando la Dirección General de Tráfico (DGT) distribuirá varios dispositivos en distintos puntos del país que ayudarán a conocer las adaptaciones que necesita este sector de la población para poder conducir. Con esta iniciativa, personas como Iván Díaz, tetrapléjico que lleva 30 años al volante y que dedica gran parte de su vida a animar a otras personas con discapacidad a moverse con un coche, podrán ver cumplido su sueño.
Iván Díaz tiene una tetraplejia con lesión completa en la vértebra cervical 7 tras un siniestro de tráfico en una carretera de Toledo en 1994 y volvió a conducir casi dos años después por necesidad vital tras sortear múltiples dificultades. Desde entonces, lleva a sus espaldas casi un millón de kilómetros recorridos con cuatro coches.
Como Iván, cerca de 7.000 personas logran cada año obtener el permiso de conducir. Próximamente, tener una discapacidad grave no supondrá más dificultades para sentarse ante un volante gracias a que la DGT comprará cinco dispositivos para evaluar y facilitar que este colectivo pueda recuperar el carné de conducir o sacárselo por primera vez para tener autonomía cotidiana.
Una discapacidad corporal severa implica ‘volver a nacer’ cada día, sobre todo al principio. Y una de las maneras de adaptarse más rápidamente a esta nueva vida pasa por ser independiente conduciendo un vehículo con adaptaciones muy variadas, desde un joystick a un guante electrónico, levas en el volante que permiten acelerar y frenar simulando el movimiento de los pies, rampas para acceder al coche…
La DGT, consciente de ello, lleva años adoptando medidas para que este sector de la población no quede excluido. El pasado enero licitó la compra de cinco evaluadores que permitirán a estas personas conocer qué necesidades tienen para conducir. Está previsto que estos dispositivos estén en centros dependientes del Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) a partir del próximo año.
NUEVA VIDA
Era 2 de diciembre de 1994. Iván Díaz, natural de Toledo y con 18 años, se había sacado el carné apenas un mes antes. Conducía su propio coche junto a su entonces novia por un tramo de carretera que iba de Torrijos a La Puebla de Montalbán cuando su vehículo se salió de la vía.
“Llevaba puesto el cinturón, el coche salió recto, volcó y me golpeé la cabeza. Tuve un traumatismo craneoencefálico y se me salió una vértebra, así que me llevaron al Hospital Universitario de Getafe. No recuerdo nada desde 10 minutos antes del siniestro hasta 15 días después”, relata Iván a Servimedia en el Hospital Nacional de Parapléjicos, de Toledo, donde acude regularmente para animar a los pacientes a practicar en un simulador de conducción cedido por Ford.
Afortunadamente, unos vecinos de su pueblo iban detrás y uno de ellos hizo un curso de primeros auxilios en la Cruz Roja. “Con la manga del abrigo de plumas de mi exnovia me hicieron un collar y me sacaron muy bien del coche. Si no, posiblemente no estaría como ahora”, subraya.
Iván estuvo en coma inducido unos 15 días. Tuvieron que despertarle para que pudiera celebrar su 19ª cumpleaños en el hospital. Casi 20 días después fue trasladado al Hospital Nacional de Parapléjicos, donde permaneció ingresado alrededor de ocho meses, un tiempo de estancia habitual para quienes tienen una tetraplejia.
“En la zona de terapia había un coche. Tenías que entrar en él y meter la silla de ruedas. Ahora basta con solo meterte en el vehículo porque hay adaptaciones con un brazo mecánico que introduce la silla, por ejemplo”, explica.
SUEÑO CUMPLIDO
Un profesor de la autoescuela contratada por el centro hospitalario y un médico trabajaron con Iván durante meses. “Por mi lesión, tenía las manos estiradas y me enseñaron cómo cambiar las marchas”, recuerda.
El sueño de volver a conducir se cumplió en septiembre de 1996, casi dos años después del siniestro, cuando Iván superó de nuevo el examen práctico y se compró su primer coche adaptado. “Ahora hay más opciones porque existen diferentes adaptaciones que antes no había, como marchas automáticas o un guante electrónico con el que aceleras”, indica.
Casi tres décadas después, por las manos de Iván han pasado cuatro coches. “Con todos ellos he hecho más de un millón de kilómetros, unos 45.000 cada año, porque necesito vehículo para todo. El coche son mis piernas”, sentencia.
“Depender con 19 años de otra persona para moverme era mentalmente complicado y una de las grandes cosas que me vino muy bien fue sacarme el carné”, comenta.
Ahora, Iván dedica gran parte de su vida a animar a otras personas con discapacidad a ser independientes con un vehículo. Es responsable de un simulador de conducción en el Hospital de Parapléjicos de Toledo. Además, con Aesleme (Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal), da charlas en colegios, institutos, empresas o instituciones, y también en cursos de recuperación de puntos impartidos en autoescuelas de toda la provincia de Toledo.
“A quienes entran en el hospital, sobre todo si tienen lesiones severas, les recomiendo que prueben con el simulador. El 99% de los que lo han hecho intentan sacarse el carné porque te da libertad, independencia y seguridad. Además, es bueno para su rehabilitación”, destaca.
SALTO ADELANTE
Miles de conductores con discapacidad consiguen tener el carné de conducir cada año en España. La DGT expidió el año pasado 6.993 permisos con códigos asociados que significan adaptaciones en vehículos, una cifra algo superior a la de 2022 (6.794), pero inferior a la de 2021 (7.185), que contabilizó el máximo de la última década.
Además, España tenía en 2023 un total de 25.280 vehículos adaptados para la movilidad de este sector de la población, cerca de 6.500 más que 10 años atrás, según datos oficiales de la DGT.
Sin embargo, existen lagunas para que estas personas puedan desarrollar esa capacidad. El Gobierno español, gracias a la DGT y en colaboración con el Imserso, intentará solventarlas comprando cinco evaluadores que ayudarán a concretar qué adaptaciones necesitan las personas con discapacidad física severa para cumplir su sueño de volver a conducir.
“Hay un proyecto piloto que hemos trabajado con la Universidad Politécnica de Valencia porque ahora mismo, con una discapacidad física, muchas veces ni siquiera se tiene la certeza de volver a conducir o no”, comenta a Servimedia la subdirectora general de Formación y Educación Vial de la DGT, Montserrat Pérez.
Habitualmente, una persona con limitaciones motrices puede ir a una autoescuela para saber si tiene algún vehículo adaptado con el que conducir, algo que pocas tienen, o acudir a un centro de reconocimiento de conductores para que, a través de un examen psicotécnico, se evalúe qué adaptaciones necesita.
Pero existen dificultades según el lugar donde residan los potenciales conductores con discapacidad. El Hospital Nacional de Parapléjicos, el Instituto Guttmann (en Barcelona) y la Universidad Politécnica de Valencia ofrecen ahora esa posibilidad, y algunas empresas permiten adaptaciones de vehículos. Pero se trata de iniciativas privadas.
“Queremos ofrecer un nuevo servicio porque hace falta. Si un ciudadano lo solicita, podría utilizar un evaluador de conducción, que permite investigar qué adaptaciones necesita. Todavía tardará en ser una realidad. Tenemos que formar a las personas y esperamos empezar a tener listo el proyecto a mediados del año que viene”, apunta Pérez.
La iniciativa de la DGT es pionera en España y se asemeja a otra en Reino Unido. Según la subdirectora general de Formación y Educación Vial, desde la DGT trabajarán con el Imserso para que haya terapeutas ocupacionales que valoren al conductor.
“VACÍO TÉCNICO, LEGAL Y ADMINISTRATIVO”
La distribución de esos dispositivos por distintos puntos del territorio es “una vieja aspiración en España desde hace bastante tiempo para facilitar que personas con discapacidad que quieren conducir puedan conseguir realizar ese proceso de una forma más factible que hasta ahora”, resume Juan Dols, doctor ingeniero industrial e investigador en el Instituto de Diseño para la Fabricación y Producción Automatizada (IDF), perteneciente a la Universidad Politécnica de Valencia.
Dols es pionero en España respecto a favorecer la conducción de personas con discapacidad física. Inició su carrera profesional en 1987 desde un laboratorio oficial de reforma de importancia de vehículos en Valencia coincidiendo con su tesis doctoral sobre el desarrollo de sistemas de seguridad para el transporte seguro de personas en silla de ruedas.
Después, trabajó con el Imserso y el Ceapat (Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas). Desde hace muchos años colabora con la DGT en el desarrollo de herramientas que valoren a conductores con discapacidad, entre ellas los dispositivos que Tráfico va a comprar para repartirlos en cinco puntos de España.
“Actualmente, hay muchas dificultades para obtener el permiso de conducir y tener un vehículo adaptado. Una de ellas es que no existen herramientas que ayuden a los médicos a tomar la decisión más adecuada en función de la discapacidad”, resume.
Los centros de reconocimiento de conductores cuentan con un protocolo de actuación para personas que ya disponen del carné de conducir o quieren renovarlo (con aspectos neuromotores, cognitivos…), pero carecen de una formación técnica en el ámbito de la ingeniería mecánica, según Dols.
Además, puede ocurrir que una persona con discapacidad física severa vaya después a la Jefatura de Tráfico de su provincia y salga sin conocer qué adaptaciones necesita porque no ha hecho una prueba práctica antes.
Otra opción es acudir a una autoescuela, pero muchas de ellas carecen de vehículos adaptados a sus necesidades. O ir a un fabricante que disponga de coches, algo no habitual. “Existe un vacío técnico, legal y administrativo y estas personas no saben si pueden conducir o no”, asegura Dols.
El IDF cuenta con un laboratorio en Valencia desde hace casi 20 años que funciona como un “centro extraoficial, pero reconocido por la Administración”, según Dols. Este centro ha recibido desde entonces a más de 100 personas con discapacidad.
“Hemos trabajado con la DGT y el Imserso hasta el punto de que los informes que hacemos nosotros, que no son oficiales, sirven para que las jefaturas provinciales de Tráfico emitan los suyos”, indica Dols.
El simulador de conducción del IDF dispone de ayuda técnica aumentada y reproduce diferentes escenarios de tráfico, como entornos urbanos, cambiar de carril, cómo coger una curva, salir de una rotonda, etc. Las pruebas suelen durar entre 30 y 60 minutos, aproximadamente, y cuestan 100 euros.
La prueba consiste en comprobar si el futuro conductor puede acceder al puesto de conducir hasta comprobar si es capaz de realizar todas las maniobras necesarias para manejar los mandos del vehículo con seguridad, así como la salida de este.
“Evaluamos la capacidad de alcanzar los mandos, si puede llegar al volante con fuerza para girarlo, si es capaz de acelerar, cambiar de marchas, presionar el embrague…”, resume Dols. Después, se hacen ejercicios simulados para medir los tiempos de reacción, la velocidad de giro del volante, un ejercicio entre conos en zigzag, otro de aparcamiento en batería o en línea, etc.
La DGT se basa en ese proyecto para su iniciativa de comprar dispositivos de evaluación de conductores con discapacidad. En principio, estos evaluadores estarán en centros de recuperación de personas con discapacidad física (CRMF) del Imserso, y contarán con un equipo multidisciplinar formado por médicos, terapeutas ocupacionales y técnicos, con una estructura administrativamente dependiente del Estado.
El objetivo es aumentar la cantidad de personas con discapacidad física grave que pueden conducir. “Por mi experiencia, entre un 15% y un 20% de quienes quieren conducir, no pueden porque no tienen capacidad residual en brazos y piernas, o por razones personales”, añade Dols. Otra razón es el coste de un vehículo adaptado, de entre unos 30.000 hasta cerca de 100.000 euros si las adaptaciones son más complejas.
CINCUENTA AÑOS
Tener un hospital de referencia para la lesión medular hace que Toledo sea uno de los lugares de España donde resulta más fácil sacarse el carné de conducir para las personas con discapacidad física severa.
El Hospital Nacional de Parapléjicos cumple 50 años en 2024 y ya desde sus inicios facilitó este proceso en alianza con la Autoescuela Juárez, contratada por el centro hospitalario para impartir clases a los pacientes.
Poco después de la inauguración del hospital, un equipo de médicos y el entonces dueño de la Autoescuela Juárez viajaron a una fábrica de Italia para comprar unos mandos adaptados y conocer la reglamentación que había en ese país para conductores con discapacidad.
Marifé Ludeña, profesora de la Autoescuela Juárez, lleva más de 30 años enseñando a pacientes de ese centro hospitalario con clases teóricas y también prácticas. Actualmente, más de 30 personas cada año se sacan el carné de conducir gracias a sus servicios.
Las clases teóricas son ahora online e incluso presenciales. “Vengo cuando lo necesitan. Cuando tienen el carné es mucho más rápido, de unos 20 días, antes de examinarse del práctico. Y el examinador verifica que la adaptación es la correcta”, apunta Marifé, que añade que la situación también difiere si se trata de una persona con paraplejia o con tetraplejia.
En el caso de los pacientes con paraplejia, las adaptaciones en el vehículo son mínimas, con lo que suelen obtener el permiso sin mayores complicaciones, habitualmente con un aro en el volante para acelerar y una palanca para frenar. Y en el de los que tienen tetraplejia, la dificultad radica en el tipo de adaptaciones; además, en algunos casos la discapacidad no permite sentarse frente a un volante.
“Si tiene tetraplejia hay que valorar si entra el coche y qué posibilidades reales hay para conducir girando el volante de una manera y de otra, por ejemplo”, comenta Marifé.
Se han dado casos de pacientes del hospital que han comenzado el proceso de sacarse el carné en Toledo, han regresado a sus provincias de origen y después han vuelto a la capital castellanomanchega para examinarse de la prueba práctica.
“IR A DONDE ME DÉ LA GANA”
Para llevar a cabo sus actividades cotidianas, Iván Díaz suele necesitar el coche. Francisco Gutiérrez Henares ‘Curro’ es desde hace siete años médico rehabilitador en el Hospital Nacional de Parapléjicos y un convencido de ese medio de desplazamientos para los pacientes que ingresan en el centro.
“Un muy alto porcentaje de los pacientes que entran con una lesión medular, aunque sea cervical, podrían conducir. Muchos se lo piensan desde el principio porque tienen miedo a conducir después de un accidente de tráfico, pero el simulador que tenemos en el hospital les vuelve a introducir a la conducción en un ambiente completamente seguro”, indica.
Para ‘Curro’, “no tener carné de conducir es ser dependiente”. “Quieres trabajar, pero tienes que moverte y a lo mejor no puedes porque no tienes vehículo o el transporte público no está adaptado. Independencia es tener mi propio vehículo e ir a donde me dé la gana. El entorno del hospital está permanentemente adaptado, pero esa no es la realidad. En el día a día no tienes todas esas facilidades”, explica.
Por ello, asegura que “entrenando se eliminan todos los miedos” y el simulador de conducción abre esa puerta. “Desde el principio lo valoramos para ver qué adaptaciones se necesitan y la mayoría de los pacientes reaccionan de una manera muy positiva, tanto los que han tenido un accidente de tráfico como los que no”, agrega.
DEPORTISTA INQUIETO
Iván Díaz no sólo imparte charlas sobre seguridad vial, sino también de deporte adaptado con la asociación Aidiscam (Asociación para la Inclusión de Personas con Discapacidad de Castilla-La Mancha), con la que se mueve por colegios de Castilla-La Mancha para fomentar el deporte adaptado con bicicletas o sillas de ruedas de baloncesto, por ejemplo.
De carácter inquieto, Iván ha practicado varios deportes, como el tenis de mesa, la esgrima en silla de ruedas y el rugby en silla de ruedas. Ahora compite con el videojuego Gran Turismo, que simula carreras de coches, y es la primera persona con tetraplejia en ganar una carrera internacional ante rivales sin discapacidad.
“Antes, era obligatorio hacer pingpong en el hospital para coger equilibrio y sacarte el carné de conducir. Con el tenis de mesa conocí a Gemma Hassen-Bey (triple medallista paralímpica), que entrenaba con un maestro de esgrima, y vi que me gustaba. Empecé a competir y quedé segundo en mi primera competición internacional, la Copa del Mundo de Lonato (Italia) en 1998. Logré la primera medalla masculina internacional de un español en esgrima en silla de ruedas”, relata.
Antes del Europeo de Varsovia (Polonia), en 1999, se rompió el hombro derecho y no pudo recuperarse para ese torneo y tampoco para los Juegos Paralímpicos de Sidney 2000. Intentó participar en el Europeo de Madrid en 2001, pero no se sintió competitivo y colgó las armas.
Con el rugby en silla de ruedas, un deporte paralímpico en auge en España, se proclamó campeón nacional con el Adapta Zaragoza en 2017, pero tuvo que dejar la silla por problemas con los hombros.
Ahora tiene un simulador de videojuegos en su casa, en Torrijos, y ha participado en cinco competiciones de Gran Turismo, con cinco carreras cada una. “En enero competí con Ford y gané una serie mundial contra pilotos de Alemania, Portugal, Italia, Francia o Inglaterra, por ejemplo”, concluye orgulloso.
(SERVIMEDIA)
28 Feb 2024
MGR/pai/p/gja