Tras recibir una auténtica catarata de llamadas, Varela pidió que dejaran de llamarle pero no tuvo éxito. Acabó recurriendo a la justicia que, con esta sentencia, abre la puerta a futuras sanciones contra las empresas de telecomunicaciones.

La víctima es reponedor en un supermercado y comienza su jornada laboral de madrugada, por lo que cuando regresa a casa, sobre las 13.00 horas, descansa un rato durante el que la compañía condenada no paraba de hacerle llamadas a los tres números de teléfono que tenía para que contratase sus servicios. La sentencia concluye que este comportamiento de Vodafone o sus empresas subcontratadas acabó siendo un auténtico “acoso telefónico”.

Varela pidió a la compañía que cesara en sus llamadas y lo hizo de palabra y por escrito, pero sus peticiones no fueron atendidas. El hombre acabó acusando esta tensión en su salud y acabó teniendo fuertes dolores de cabeza, que fueron acreditados por su médico y que han sido tenidos en cuenta por el juzgado.