Según informó hoy la asociación El Defensor del Paciente, cuyos servicios jurídicos tramitaron la demanda, M.S.C., de 25 años, que, después de haber sido atendida en el citado centro de salud, falleció en su domicilio a consecuencia de una hemorragia cerebral por no derivarla a un hospital.

M.C.S., acudió al centro de salud sobre las 20.00 horas del 20 de octubre de 2002 por un repentino y horrible dolor de cabeza de 6 ó 7 horas de evolución, mareo y náuseas. En la consulta, le dijo a la doctora que nunca había padecido un dolor de cabeza semejante y que era inaguantable, y le informó de que había tomado un Nolotil durante la tarde y un Neobrufen que no la calmaron.

Según el Defensor del Paciente, no se llevó a cabo exploración física ni neurológica de la paciente, y el tratamiento se limitó a la administración de un Valium 5, ya que se encontraba muy nerviosa e irritable, y Nolotil. Además, tampoco se le entregó a la paciente ningún informe médico ni consta en las actuaciones que se tomara nota de dicha asistencia médica.

La doctora no realizó ninguna prueba analítica a la paciente, que sólo estuvo en observación 30 minutos, y tampoco recomendó su traslado a un servicio de urgencias con más medios, como el de un hospital, dándola el alta. A la mañana siguiente, M.S.C. no fue a trabajar, y por la tarde fue encontrada muerta en su domicilio por dos compañeras de trabajo, alertadas porque su novio la había llamado por teléfono y no atendió la llamada.

Con el fin de aclarar la causa de la muerte, la familia solicitó autopsia judicial, cuyo resultado reveló la existencia de una hemorragia subaracnoidea cerebral aguda.

La sentencia del Tribunal Superior de Justicia basa el fallo principalmente, según El Defensor del Paciente, en el hecho de que se produjo "una clara deficiencia asistencial por no haber documentado la atención médica dispensada a la paciente en el centro de salud".

Para el tribunal, "la omisión de la documentación del proceso asistencial determina que la carga de la prueba de que se produjo un correcto diagnóstico de las dolencias de la paciente se traslade a la Administración, pues al perjudicado no se le puede exigir que pruebe algo que le resulta imposible".

"Además", según la sentencia, "los propios peritos no descartan que el cuadro clínico fuera sugestivo de hemorragia subaracnoidea y que debería haberse derivado con urgencia a un centro hospitalario".

A juicio del tribunal, "nadie con un mínimo de objetividad puede determinar qué hubiera ocurrido de haberse diagnosticado la hemorragia y haberse derivado a la paciente a un centro hospitalario, bastando con apreciar que hubo posibilidad de supervivencia".