Tras una intervención quirúrgica de cáncer de lengua sin incidencias, José A. permaneció intubado en la UCI del Hospital de Igualada hasta el 8 de junio de 2006, en el que se decide la extubación.

A partir de ese momento el paciente comenzó a presentar signos de agitación, dificultad para tragar saliva, ahogo y un edema en cara y cuello que iba en aumento. Sin embargo, "y a pesar de su sintomatología, los facultativos trataron únicamente una infección de vías respiratorias y no consideraron la posibilidad de que un hematoma en cuello estaba obstruyendo las vías respiratorias", según el relato que hace El Defensor del Paciente.

Posteriormente, se avisó a la cirujana maxilofacial que lo operó, que "decidió abrir la herida quirúrgica y comprueba que se trata de un hematoma organizado, decidiéndose el traslado a quirófano para intentar una traqueotomía, produciéndose una parada cardiorrespiratoria que se remonta".

Sin embargo, provoca "un coma vigil definitivo del paciente que, desgraciadamente falleció el día 31 de mayo de 2007, después de haberse interpuesto la demanda civil". La sentencia estima el derecho de los hijos y la esposa a cobrar la indemnización básica por el fallecimiento, según la fuente informante.