La sentencia considera que Pilar Aguado, condenada por un delito de inanticidio, fue consciente del abandono a su suerte de su hijo recién nacido, que falleció por falta de asistencia y en ningún caso murió contra el suelo del cuarto de baño donde la joven dio a luz a escondidas, tal y como afirmó la defensa en la vista oral.

Sin embargo, la sentencia se aparta bastante de la pena de 10 años solicitada por el ministerio fiscal, al tener en cuenta la presión social y el rechazo al que estaba sometida la joven, que ya había tenido otro hijo estando soltera.

El tribunl afirma comprender las circunstancias en las que se encontraba la joven madre, "su personalidad, su baja formación cultural y el entorno rural en el que vive, que continúa condenando los embarazos de mujeres solteras.

No obstante, el tribunal considera que "esa presión social no es atenuante suficiente para proceder a la libre absolución de una mujer que dejó morir a su hijo conscientemente".