La primera de las hijas tiene en la actualidad 29 años y se considera probad que comenzó a penetrarla vaginalmente cuando tenía 12 años de edad. Las otras dos hijas tienen en la actualidad 27 y 28 años de edad y comenzaron a ser violadas en torno a los 12 años, a una media de dos veces por semana con cada una de ellas.

La sentencia dictamina la pérdida de la patria potestad sobre las hijas y condenan a Antonio Castro a pagar una indemnización de cinco millones a cada una de las afectadas.

El relato de hechos que se consideran probados es una auténtica bajada a los infieros. Las primera relaciones sexuales que tuvieron las niñas con el padre fue "una felación simultánea", aunque con posterioridad comenzó "a penetrarlas vaginalmente" hasta un total de 2.496 veces.

No obstante, como las niñas no querían mantener dichas relaciones sexuales eran golpeadas con crueldad hasta que accedian a satisfacer los deseos del progenitor. Si se seguían resistiendo, el padre las amenazaba con mayores represalias y golpes más fuertes.

Según el testimonio aportado por psicólogos espcialistas, las tres jóvenes tienen en la actualidad serios problemas de relación con los hombres, así como graves trastornos en la personalidad de las afectadas.