Los hechos sucedieron el 23 de mayo de 1995 cuando el funcionario, un cabo, iniciaba su turno de guardia en el depósito municipal. Sus compañeros del turno saliente le avisaron de que estaba detenido un enfermo mental que se había fugado del psiquiátrico de Plasencia y al que se le había decomisado diversos objetos personales: 45.000 pesetas, un mechero, dos cordonesel cinturón.

La sentencia asegura que el cabo se quedó a solas con el detenido para apropiarse de las 45.000 pesetas al ordenar a un subordinado hacer unas fotocopias y al otro llevar el oficio del traslado a la Guardia Civil.

Según el auto, después de quedarse con el dinero tiró la bolsa con el mechero, cordones y cinturón en un contenedor de basura cercano.