Durante el juicio, el fiscal y la acusación particular habían solicitado una pena de 14 años de reclusión por un delito de violación.

Por su parte, la defensa solicitó la libre absolución del acusado, negando que este hubiera mantenido relaciones sexuales con E.L.G., de 32 años y con una grave deficiencia psíquica, cuya mentalidad corresponde a la de un niño de 12 años.

El tribunal considera probado que la tarde del 18 e septiembre de 1990 Jesús Alvarez Guzmán, casado y con hijos, hizo señas a la joven para que fuese con él a un monte cercano al domicilio de la víctima, con el fin de satisfacer sus instintos sexuales.

La sentencia afirma que tras atraer a la mujer, de la que conocía su deficiencia psíquica y aprovechándose de dicha circunstancia, "realizó actos lúbricos indeterminados, sin que haya constancia de que llegase a tener acceso carnal". Durante los hechos, el acusado fue sorprendido por la madre de la jovn cuando ésta se encontraba desnuda de cintura para abajo.

En la vista oral del juicio, el acusado negó en todo momento que hubiese mantenido relaciones sexuales con la presunta víctima, como sostenía la acusación particular, que aseguró que ambos se habían encontrado en el mismo lugar en otras ocasiones.