La sesión primera de la Audiencia de Santander considera probado que Bezanilla Cerro cometió los delitos que se le imputan entre el 23 de agosto de 1991 y el 21 de enero de 1992, en varios comercios y una vivienda de la capital cántabra.

El joven entraba en los establecimientos a cara descubieta y con una jeringuilla hipodérmica de la que decía estar infectada del sida o una navaja, el condenado se apoderaba del dinero existente en las cajas registradoras de los comercios.

En uno de estos delitos, cometido el 20 de enero de 1992, Bezanilla Cerro entró en una panaderia santanderina armado con una navaja y ante la oposición de la propietaria del local y su hijo, les hirió en la mano y en la cara, respetivamente.

La sala condena a José Ramón Bezanilla a 4 años y dos meses de prisión por inco delitos de robo con intimidación; a 7 años de cárcel por un delito con lesiones; 3 años por lesiones; y 7 años por un delito de robo con intimidación en morada y con porte de objeto peligroso.