Además, el tribunal le condena a pagar unas indemnizaciones que ascienden a 4 millones de pesetas, prohibiéndole vivir en Las Palmas de Gran Canaria y quitándole la patria potestad sobre sus siete hijos.

Los hechos sucedieron hace nueve años, cuando el condenado aprovechó que su mujer, auxiliar de clínica, estaba fuera del domicilio familiar trabajando en un turno de noche. El procesado llevó hasta la cama matrimonial a su hija de 11 años, a la que intentó fozar sexualmente.

Ante los quejidos de la niña la soltó y decidió, en días posteriores, intentar hacer lo mismo con otra de sus hijas, en este caso de 10 años, a la que sometió a tocamientos y llegó incluso a violar.

El abogado de la defensa alegó que se trataba de un alcohólico que tiene trastornos episódicos debido a su atracción por cometer actos sexuales con niños. La Sala entendió que el acusado padece ese trastorno, pero consideró que eso no afecta a su capacidad de obrar y entender.