Según la sentencia, el condenado, de 33 años, discutió el pasado 28 de octubre con su madre porque quería 13.000 pesetas para jugar al bingo y cogió una piqueta con la que le golpeó en la cabeza repetidas veces, hasta matarla.

A continuación, tras coger el dinero que había en la casa, se marchó en su automóvil a Puertollano (Ciudad Real), donde permaneció dos horas jugando en un bingo y después se trasladó a Sevilla, ciudad en la que fue detenido.

El cadáver de la fllecida apareció debajo de su cama, con heridas de hacha en el cráneo y en las manos, aunque el informe del forense reveló que el cuerpo fue lavado después de la agresión y vestido con ropa limpia.