La condena, en la que concurren la circunstancia agravente de alevosía y el atenuante de arrepentimiento espontáneo, también le prohibe volver a la localidad onubense donde viví, Bollullos Par del Condado, hasta 6 años desupués de haber cumplido la pena.

Los hechos, que fueron juzgados el pasado mes de mayo, ocurrieron el 2 de octubre de 1990 en el taller mecánico propiedad del ahora condenado pero en el que desde su jubilación figuraba su hijo como titular.

Manuel Espina cogió entonces una escopeta y disparó contra su hijo tras advertir a un compañero que estaba al lado de la víctima que se retirase.

Una vez que soltó el arma, se dirigó a su casa donde comunicó a u esposa que había matado a su hijo, tras lo cual se entregó en el cuartel de la Guardia Civil de la localidad.

Para el tribunal, estos hechos constituyen un delito de parricidio en el que ha concurrido la circunstancia agravante de alevosía, al producirse una "muerte a traición o por sorpresa y el ataque inesperado".

Además, sostiene que existió un aprovechamiento de la situación de indefensión, "puesto que se ralizó el ataque repetido con un arma de fuego, apuntando a corta distancia, por la esalda y sin preaviso a la víctima".

La audiencia onubense ha unido además el atenuante de arrepentimiento espontáneo solicitado por la defensa, teniendo en cuenta que el parricida confesó su autoría a la Benemérita, "facilitando la acción de la justicia". También ha reconocido el impulso de arrepentimiento a la vista del informe psiquiátrico practicado al condenado.