El tribunal ha considerado el agravente de reincidencia, ya que el acusado había sido condenado anteriormente por un delito de agresión sexual y otro de robo.

Los hechos se produjeron cuando la víctima, una prostituta que trabajaba habitualmente en el jardín de Floridablanca, fue requerida por el acuado, con quien concertó relaciones sexuales por un precio de 2.000 pesetas.

El violador y la joven se dirigieron a una casa abandonada junto al Puente de los Peligros de Murcia. La víctima insistió en que le pagase el precio estipulado y Juan P.M. le propinó una fuerte bofetada que le hizo caer al suelo, hecho que el acusado aprovechó para echarse sobre ella y violarla.

La sentencia indica que ante los gritos y movimientos de la mujer el agresor sacó un cuchillo de cocina con el que la amenazó y e propinó dos cortes en la cara, y que además le dio un mordisco en la oreja y otro en el brazo.