La Audiencia Nacional condena además a Romero Vega a 8 años de prisión mayor por un delito de pertenencia a banda armada.

El tribunal considera probado que el empresario y banquero recibió en día no señalado una carta de la organización en la que se le instaba a pagar una determinada cantidad, para poder financiar así sus actividades subversivas.

Como el empresario se negó, tres miembros de la banda, entre ellos la procesada, acudieron el 27 de mayo de 1988 al domicilio de San Martín, en la call Sánchez Bregna de La Coruña.

María Jesús Romero llamó al portero automático del inmueble, que fue atendido por la esposa del empresario, María del Carmen Corredoira. La procesada pidió que le abriera la puerta porque traía unas flores para su marido.

Cuando llegaron al segundo piso, María del Carmen vio que Romero Vega llevaba un arma en su mano e iba acompañada de otros dos individuos, un hombre y una mujer. Esta última llevaba las flores en una mano.

La esposa del empresario quiso cerrale la puerta y mantuvo un forcejeo con la procesada, en el que se produjo un disparo. El hombre, aprovechando la confusión, logró introducirse en la casa y se encontró con San Martín, que acudía a socorrer a su esposa después de oir los gritos.

El terrorista disparó tres veces sobre el empresario, que recibió tres disparos en cuello y abdomen, muriendo en el acto. En su huida, los "grapos" dejaron una caja con tres rosas, adquirida en la floristería "Obdulia" de la misma ciudad, donde la policía encontr una huella digital que correspondía a la de María Jesús Romero Vega.

EL atentado fue reivindicado días más tarde por la banda terrorista en el diario "Las Provincias", de Valencia.