Los hechos se produjeron el 5 de octubre de 1.994, en la carretera de entrada, por el sur, a Las Palmas de GranCanaria, cuando el vehículo que conducía Jose Antonio Artiles se salió de la carretera y murió como consecuencia de los golpes recibidos.

Cuando llegaron los efectivos policiales, unos obreros que trabajaban en unas obras cercanas observaron como el citado policía se levaba "a manos llenas" fajos de billetes que la víctima llevaba encima.

La sentencia condenatoria considera que además del robo existe el agravante de prevalimiento de su carácter de funcionario público, por lo que se le supende de mpleo y se ordena la indemnización a la familia del fallecido con la misma cantidad que se llevó.

Asimismo, se traslada el resultado de la sentencia a la Dirección General de la Policía para que efectúen las correspondientes tramitaciones disciplinarias.