La sentencia estima probado que el procesado es responsable de un delito de violación en grado de tentativa y otro de lesiones, aunque contempla la eximente de estado de embriaguez "que disminuyó la capacidad de autocontrol del acusado".

Los hechos se remontan al 21 de septiembre de 1990, cuando Julio, que trabajaba en un bingo, salió de marugada de trabajar y se fue de copas con un hermano y un grupo de amigos.

Según la sentencia, sobre las ocho de la mañana, "afectado en sus condiciones psicofísicas por la ingestión de alcohol", abandonó a sus acompañantes y se internó en el parque de la Fuente del Berro, donde se encontró con J.J.M., de 64 años.

Al cruzarse con ella, la sujetó fuertemente por el cuello y la arrojó al suelo. Esta le ofreció el dinero que llevaba, pero el joven contestó: "no, te quiero a tí".

La mujer intentórazonar con su atacante y le incitó a "que buscara a una chica joven que se prestara a sus propósitos", pero Julio no la hizo caso y la advirtió que si se estaba quieta "acabaría pronto".

La víctima opuso resistencia, motivo por el que Julio la agredió repetidas veces, amenazándola de muerte.

No obstante la escena fue presenciada por unos bomberos y otros jóvenes que transitaban en un lugar que avisaron a la policía y el agresor fue detenido cuando intentaba huir.

A consecuencia de los golpe recibidos, la mujer sufrió contusiones y hematomas en el rostro, así como diversas erosiones cutáneas en cuello y cuero cabelludo, que fueron consideradas de levedad por el médico forense.

El tribunal reconoce la existencia de un delito de violación en grado de tentativa y aplica la pena en su menor grado porque reconoce la atenuante de estado de embriaguez "que disminuyó la capacidad de autocontrol del acusado".

Además, recoge un delito de lesiones por el que condena a otros dos meses de arrest mayor al procesado, que deberá indemnizar a su víctima con un 1.170.000 pesetas por los daños físicos y psíquicos causados.