EL CONDE DRACULA Y LOS VAMPIROS CHUPABAN SANGRE PORQUE ACUMULABAN EXCESIVA PORFIRINA EN LA SANGRE
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El conde Drácula y, en general, los hombres y mujeres vampiro eran tan fieros como los pintaban en los filmes ambientados en la región rumana de Transilvania porque necesitaban sangre sana para poder curarse de la enermedad que padecían: la porfiria.
Según la científica alemana Silvia Braslawsky, del Instituto Max Flank, los enfermos de porfiria acumulan en la sangre una cantidad excesiva de una sustancia llamada porfirina, utilizada por Braslawsky en la aplicación de terapias fotodinámicas a los enfermos de cáncer.
El exceso de porfirina se debe a un mal genético que provoca, según dijo la doctora Braslawsky en la Universidad de Verano Antonio Machado de Baeza (Jaén), que el individuo que la sobreacumula "s vaya consumiendo poco a poco".
En primer lugar, ataca a las zonas del cuerpo donde la concentración de sangre es mayor, como son los labios, lo que provocaría que los dientes y colmillos queden al descubierto, tal y como los tenía el mítico conde Drácula.
Además, la porfiria produce un debilitamiento físico y psíquico en las personas que la padecen que se incrementa cuando éstas se exponen a la luz solar, causa por la que los vampiros actuaban, según la leyenda, al amparo de las sombras de la nohe.
NO SOPORTAN EL AJO
La raíz de la enfermedad se halla en un déficit de hierro en la sangre, lo que origina, por un lado, la "desesperante necesidad" de chupar sangre de personas sanas y, por otro, que no puedan soportar el ajo, alimento que contiene sustancias sulfuradas que originan una mayor separación del hierro y la porfirina en el organismo, con lo que la enfermedad se agrava.
Según Braslawsky, la inclinación de los vampiros a succionar sangre en cuellos ajenos no es más que una reacció lógica a esta carencia de hierro, ya que así consiguen inhibir su producción de sangre enferma.
Por ello, el tratamiento utilizado más frecuentemente para curar la porfiria -que aún hoy, por causas desconocidas, padecen algunas personas, aunque en menor número- es la transfusión de sangre sana.
Las investigaciones desarrolladas hasta el momento no han podido determinar si la porfirina puede ser contagiada de enfermos de porfiria a personas no afectadas.
Braslawsky señaló que los vampiros, qe en numerosos filmes han sido tratados por el cine de una forma "exagerada e irreal", más que unos seres temibles y horrendos son "enfermos dignos de lástima".
(SERVIMEDIA)
03 Sep 1992
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