En respuesta a las preguntas del portavoz de Izquierda Unida, Luis Suárez, Balbás aseguró que no impulsó la decisión de Tamayo y ni siquiera estuvo de acuerdo con ella, y asíse lo dijo a él mismo cuando consiguió hablar con él el día de la espantada.

Explicó que el día 6 de junio, fecha de la reunión del Comité Federal del PSOE posterior a las elecciones municipales y autonómicas, un grupo de "Renovadores por la Base" se encontró para comer e intercambiar impresiones, y allí Tamayo expresó su disconformidad con los acuerdos con Izquierda Unida y por el incumplimiento de los pactos internos.

Ese malestar, aseguró, fue trasladado al propio Rafael Simancas dos días despés, porque, de hecho, era conocido "por quince o veinte personas" del partido. Sin embargo, reconoció que, al menos a él, Tamayo nunca le dijo que se fuera a ausentar de la Asamblea.

"Nunca me dijo que se iba a ausentar", aseguró Balbás, que relató lo ocurrido el 10 de junio. Ese día, el de la espantada, comenzó a recibir llamadas de todas las secretarias del secretario de Organización, José Blanco, para que resolviera la ausencia del diputado. Un rato después le llamó el propio Tamayo, al que pidió qe regresara a la Asamblea y que se pusiera en contacto con Blanco.

Sin embargo, explicó, Tamayo sólo quería hablar con Rodríguez Zapatero, y pasó un rato hasta que decidió hablar con Blanco y ambos mantuvieron una conversación hacia las once de la mañana. "Yo nunca debí aceptar esa mediación, pero por mi vocación política la acepté, y luego se me ha utilizado de cabeza de turco", dijo.

RELACION CON TAMAYO

Balbás explicó que Tamayo prestó "servicios profesionales" a algunas de sus empresas de foma intermitente durante unos tres años, desde 1996 hasta 1999, porque cuando salió elegido diputado dejó esas actividades. Esos servicios fueron remunerados con unos seis millones de pesetas en total, reflejados en facturas con IVA y retenciones, precisó.

Aseguró también que nunca ha recibido de ayuntamientos socialistas de Madrid adjudicación de suelo público ni de terrenos rústicos que fueran luego recalificados, ya que todas sus inversiones, "modestas", han sido siempre en fincas que ya figuran com urbanas.

Balbás dio algunos detalles de sus actividades profesionales, pese a que comenzó reticente por entender que esos datos no forman parte del objeto de su comparecencia ante la comisión de investigación.

La denuncia "falsa" que contra él presentó el marido de Ruth Porta, Enrique Benedicto, en octubre de 2002 ante la Comisión de Etica del PSOE, la achacó al enfrentamiento interno por discrepancias con la gestión de las tensiones en los ayuntamientos de Humanes y Villalba. Con esa denuncia, ijo Balbás, Benedicto quería también "debilitar" a los "Renovadores por la Base" ante la inminente composición de las listas electorales. El propio Rafael Simancas, aseguró, le dijo que esa denuncia obedecía al "nerviosismo" de Benedicto.

Después de lo sucedido, distinguió entre su relación política con Tamayo -"no estoy en Nuevo Socialismo ni voy a estar nunca"- y su relación personal con él, que está "normalizada" y que es de amistad, pero ni más ni menos que la que tiene "con otros 500 o 1.000" miebros del partido. Además, aseguró que desconocía los contactos "personales" de Tamayo con el constructor Francisco Bravo y con el abogado José Esteban Verdes. Al primero le conocía por una relación comercial y el segundo "no sé quien es, ni le he visto, ni le conozco".

Se desmarcó también de las llamadas del diputado tránsfuga a estos constructores y al abogado Verdes. "Las llamadas del señor Tamayo, que las responda el señor Tamayo", respondió. En cuanto a su supuesta conversación con él el mismo día10 de junio a las nueve de la mañana, una hora antes de su espantada, aseguró que no se acuerda.