"Con esta actividad el IRIS quiere clausurar la octava edición de la Escuela de Verano en la que han participado más de 600 niños menores de 16 años que han podido disfrutar de actividades deportivas, culturales, de ocio o medio ambientales como ésta que celebramos hoy", declaró José Antonio Martínez Páramo, director gerente del IRIS, que acudió al acto de clausura, y destacó la importancia que tiene el conocimiento de la naturaleza por parte de los niños.

El presupuesto total destinado por el Instituto público para la Escuela de Verano 2005 ha sido de 53.000 euros y permite la organización de las diversas actividades previstas, además de la compra de material.

Entre otros lugares, los niños han visitado la Real Fábrica de Tapices, han asistido al cine y al teatro, han llevado a cabo excursiones por la montaña pernoctando en albergues y disfrutando de un día de ocio en el Parque de la Warner o en el Zoo de Madrid. Entre los deportes que han practicado los niños cabe destacar las clases de hípica, de piragüismo y de natación.

Durante la actividad que se celebró hoy, los niños recibieron clases prácticas sobre el trato con animales como patos, ovejas o caballos, entre otras especies, y pudieron observar el proceso de incubado de cría de aves. Además, aprendieron a recolectar frutas, legumbres y verduras, y también a elaborar pan, mermelada y queso, entre otros productos alimenticios. De igual modo, pudieron disfrutar moldeando cerámica y participaron en el proceso de creación de la lana.

"Es importante que los niños conozcan tanto el medio natural como el rural y los procesos de recolección y elaboración de los productos que consumen para que aprendan el valor y el esfuerzo que requiere, todo ello en un ambiente de diversión y ocio", señaló el director gerente del IRIS.

Los niños participaron, también, en diversos talleres de reciclado, de elaboración de herbarios y sobre seguimiento de rastros y huellas.

Esta actividad se celebró en la Granja Escuela El Acebo, situada en el municipio de Villanueva de Perales, que cuenta con una extensión de 1.200 metros cuadrados en la que se reparten establos, huertos experimentales, cocina artesana y diversas aulas preparadas para el desarrollo de los talleres. Los 50 niños que asistieron a la actividad habitan en el núcleo chabolista de Santa Catalina y en los barrios de tipología especial de las Mimbreras y de la Quinta, donde desarrollan sus trabajos los equipos de integración social del IRIS.

La política de integración social del IRIS se inicia en el propio poblado, atendiendo las necesidades de cada familia como la escolarización o cursos de formación, sigue con el realojo en una vivienda digna y continúa durante años con diversos programas de alfabetización, empleo y escolarización. El IRIS realiza un seguimiento y una atención individualizada de cada familia que es realojada, así como de sus miembros, con el fin de lograr una integración social satisfactoria y real.