LA COMPETITIVIDAD INDUSTRIAL EMPEORO EL AÑO PASADO UN 2,8 POR CIEN FRENTE A LOS "GRANDES" DE LA CE

MADRID
SERVIMEDIA

La competitividad de la industria española empeoró el año pasado un 2,8 por ciento en relación a os cuatro "grandes" de la CE (Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido), según una estimación realizada por Federico Prades, asesor económico de la Asociación Española de Banca Privada (AEB).

Prades, en un análisis sobre "Financiación del crecimiento y competitividad" que publica el último Boletín de Información Comercial, afirma que el deterioro se produjo principalmente por "el avance de la remuneración por asalariado y la apreciación de la peseta".

El experto de la AEB toma como medida de lacompetitividad la evolución de los costes laborales unitarios relativos del sector industrial, incluyendo el efecto de la variación en los tipos de cambio. Los datos proceden de la CE y el Instituto Nacional de Estadística (INE).

De acuerdo con este índice, la competitividad de la industria española mejoró un 20 por ciento entre 1982 y 1987, aunque gracias sobre todo a la depreciación de la peseta, mientras que cayó a un ritmo del 6,4 por cien anual entre el 87 y el 90, y 2,8 puntos más el año pasado. Prades concluye que la industria española ha experimentado en los últimos años un acusado deterioro de su competitividad que, ante la imposibilidad de repercutirlo en los precios, "ha dado lugar un importante deterioro de los márgenes de beneficio y de rentabilidad".

El encarecimiento de los costes laborales ha afectado negativamente tanto a la competitividad exterior, perjudicando la capacidad exportadora, como a la rentabilidad empresarial, lo que ha hecho disminuir la inversión y la generaciónde empleo.

EL CAMINO A SEGUIR

La salida a esta situación exige, a su juicio, "medidas de carácter fiscal destinadas a potenciar el ahorro privado y a ejercer un control estricto y efectivo sobre el gasto público con el fin de reducir la necesidad de financiación de dicho sector".

También recalca que, en un sistema de tipos de cambio estables, la competitividad debe alcanzarse ineludiblemente mediante el control de los costes laborales, la flexibilización de los mercados y el aumento de la produtividad.

Esta última, que depende estrechamente de la inversión en capital y la mejora de la cualificación profesional, "constituye el elemento clave capaz de conciliar el mantenimiento de la capacidad competitiva con un avance de las remuneraciones reales".

(SERVIMEDIA)
09 Mar 1992
M