El reglamento fija la misma cuantía de indemnización para aquellos viajeros cuyos vuelos hayan sido cancelados, salvo por causas extremas no atribuibles a las compañías.

El reglamento fija una indemnización de 200 euros para vuelos de menos de 1.000 kilómetros; de 400 euros para vuelos de entre 1.000 y 3.500 kilómtros; y de 700 euros para vuelos de más de 3.500 kilómetros.

La propuesta del diputado europeo Giorgio Lisi (PPE) rebaja la realizada por la Comisión, que fijaba compensaciones de entre 750 y 1.500 euros. Lisi considera que estos importes "son excesivos y tienen el riesgo de incrementar el precio de los billetes, perjudicando así al viajero".

El reglamento fija que debe haber transparencia en la forma en que se reparten las plazas disponibles en casos de "overbooking" y exige que no se deje sin paza a los pasajeros que viajan con niños pequeños y que no se niegue el embarque a discapacitados, personas con problemas de movilidad o niños no acompañados.

Se aclara, no obstante, que no habrá derecho a compensación "cuando el embarque se deniegue por una conducta 'inadmisible' del pasajero, por razones sanitarias, motivos de seguridad o por carecer de documentación de viaje adecuada".

En el caso de las cancelaciones, se estipulan las mismas indemnizaciones que en el caso de sufrir "overbookin". Eso sí, se fijan las condiciones que eximen del pago a las compañías, caso de inestabilidad política, condiciones meteorológicas extremas o huelgas prolongadas.

La práctica de la sobreventa de billetes afecta anualmente a uno de cada 1.000 viajeros y aunque el sistema tiene "aspectos negativos, es en cierta medida necesario, pues responde a la necesidad de transferir a un vuelo posterior a viajeros de vuelos anteriores, ante las prácticas de agencias y viajeros de reservar plazas en dos vuelos distntos, o por el hábito de algunos pasajeros de no presentarse al embarque a pesar de tener una reserva confirmada".