LA COMPAÑIA DE JESUS DICE EN SU REVISTA QUE "SOBRA RELIGION Y FALTA POLITICA" PARA RESOLVER EL PROBLEMA VASCO

- "Está claro que no hay policías ni jueces que puedan resolverlo", indica

- A su juicio, en el País Vasco, la vieja intolerancia religiosa se ha trasladado a la arena política

MADRID
SERVIMEDIA

La revista de la Compañía de Jesús "Razón y e" publica en su último número semestral un editorial en el que afirma que "sobra religión y falta política" para resolver el problema vasco, en el sentido de que, en Euskadi, la vieja intolerancia religiosa que no admitía la disidencia se ha trasladado a la arena política.

El editorial asegura, sobre el problema de la violencia, que "está claro que no hay policías ni jueces que puedan resolverlo. Pero tampoco llega la solución política que amortigüe las tensiones".

"Se han intentado", añade, "alunos caminos con éxito muy limitado: la Comunidad Autónoma Vasca tiene más capacidad de autogobierno que muchos estados federados, la euskaldunización progresa rápidamente y, sin embargo, no sabemos si a los 40 años de terrorismo habrá que sumar diez o cuarenta años más".

El editorial, tras resumir las posiciones de los partidos vascos ante la violencia de ETA, señala que "hay también una opinión ciudadana que no se limita a reproducir las tesis de un partido, sino que reelabora, relativiza, se distania o mezcla las propuestas enfrentadas en la palestra política. Es la mirada de estos ciudadanos la que nos parece útil diferenciar por lo que de positivo puede aportar a la solución del contencioso".

Después de recalcar que "conocemos bien el País Vasco", la revista resume en los siguientes cinco epígrafes esa opinión ciudadana: "la ciudadanía sufre una tensión infinitamente menor que la que manifiestan los políticos", "todos los partidos poseen parte de la solución y ninguno la posee en su totalidad, "todos los partidos son parte del problema", "sobra religión y falta política" y "existen límites cuya transgresión es más grave que la persistencia del problema".

El punto cuarto, encabezado bajo el epígrafe "Sobra religión y falta política", señala textualmente: "Nacionalistas y no nacionalistas están atrapados en una dialéctica perversa que consiste en acosar al adversario hasta que desista. Parecen haber resucitado los ancestrales demonios tribales de 'Cree o muere' y 'Cuius regio, illius religi' (la región del rey debe ser la religión de todos). Falta el impulso político, relativizado, posibilista, y sobra el discurso religioso, esencialista, irreformable y anatematizador de la disidencia. Sobran certezas y falta incertidumbre".

Los otros cuatro puntos rezan como sigue:

"1. La ciudadanía sufre una tensión infinitamente menor que la que manifiestan los políticos. No minimizamos en absoluto los atentados a la convivencia (400 denuncias de vandalismo sólo durante la tregua) ni desconocemo el radicalismo de algunos grupos que expresan violencia en toda situación o de algunas personas que se niegan a servir o tomar un aperitivo con el que se supone que vota en otro sentido (...)".

"2. Todos los partidos poseen parte de la solución y ninguno la posee en su totalidad. Las conversaciones en familia, en tertulias de confianza, en el mercado, en los bares reflejan mayoritariamente una demanda de ósmosis entre partidos y de autolimitación. Los ciudadanos coinciden mayoritariamente en afirmar ue, si hay solución (máxima pacificación y conflictividad tolerable), ésta tiene que venir por la cooperación de todos los partidos, lo que implica en todos un cierto grado de renuncia a sus propuestas maximalistas".

"3. Todos los partidos son parte del problema. Evidentemente, la contribución a crear o hacer insoluble el problema es mucho mayor cuanto más radicales son las posturas. Pero afecta en algún grado a todos. Son muchos los ciudadanos vascos, procedentes de todos los entornos, que querrían pdir cuentas a sus políticos, exigirles una autocrítica en la que pongan en la balanza lo que aportan a solucionar el problema y lo que aportan a crearlo o mantenerlo. No habrá solución si todos los partidos se proponen como solución y ninguno de ellos se reconoce como problema. Si miraran con nuestros ojos de ciudadanos descubrirían cuánta parte de quimera hay en sus propuestas y cuánto ayudaría a la pacificación que lo reconocieran".

"5. Existen límites cuya transgresión es más grave que la persistenia del problema. Afortunadamente, las encuestas constatan que la mayor parte de las personas tienen bastante claro que el derecho individual a la vida, la dignidad, la igualdad y la libertad de expresión son bienes de naturaleza ética superior a la de cualquier otro bien individual, étnico o nacional. De ahí que sea automáticamente rechazable cualquier propuesta de solución que, conceptual o prácticamente, altere esta jerarquía de valores".

LA SENSATEZ DE LAS GENTES

Para "Razón y Fe", "la sensatez d las gentes nos hace ser optimistas respecto al futuro. Además de las cinco grandes líneas de lectura ciudadana que acabamos de enumerar, hemos encontrado en la gente un extraordinario grado de generosidad condicionada: desde personas allegadas a recientes víctimas que están dispuestos a aceptar la liberación de los verdugos 'siempre que tengan voluntad de no reincidir', hasta algunos empresarios y profesionales -de Euskadi y de fuera de Euskadi- que están dispuestos a pagar voluntariamente un impuesto revlucionario 'a condición de que se aplique a financiar el paro de ETA'.

"Sin esta generosidad y sin este sentido común de la ciudadanía", añade, "la solución política no sería posible. Pero tampoco basta con ello. Es preciso que los radicales acepten la condición de generosidad y que todos los partidos miren al futuro con los mismos ojos de la ciudadanía".

(SERVIMEDIA)
22 Dic 2000
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