En un artículo publicado en el diario "Gara", titulado "Unos señalan y otros...", Aranzabal señala que "no es nada novedoso que los medios de comunicación españoles y también los vascongados a su servicio mientan, manipulen e intoxiquen sobre la situación que vive Euskal Herria".

Pero ahora, agrega, "la extensión de los ataques mediáticos, policiales y judiciales contra su familia (la de De Juana), contra mí, ha adquirido una envergadura que evidencia una vez más que vivimos en un estado de excepción en el que todo vale para destruir al disidente, un Estado en el que las alcantarillas dominan y dirigen el sistema, un laberinto de cloacas en las que engordan sus servidores".

Aranzabal asegura que hasta ahora había guardado silencio ante ese supuesto "acoso" a De Juana por miedo a que se malinterpretasen sus palabras y "por no dar bazas a un Estado carroñero", pero ahora ha decidido expresar su opinión para que no se le pueda aplicar el refrán de que quien calla otorga.

Afirma que tanto ella como De Juana han sufrido un "auténtico linchamiento" del que formarían parte la "presencia permanente de reporteros y fotógrafos" ante su residencia en San Sebastián, "los continuos daños intencionados en mi automóvil" o "las sucesivas amenazas escritas y telefónicas a cualquier hora del día y de la noche".

Aranzabal critica también la "complicidad" del Gobierno vasco y el PNV, y se queja en particular de que Joseba Egibar "se permite aconsejarme que me marche de Euskal Herria junto a mi compañero".