Los comercios incluyen en sus contabilidades un capítulo de "pérdidas desconocidas", que engloba principalmente robos y erores. El 24% de este desfalco procede de los hurtos que protagonizan los trabajadores, unos 450 millones, mientras que un 23% adicional se debe a errores en las ventas.

Por tipos de productos, los más atractivos para los ladrones son los de droguería y perfumería, los alimentos envasados y frescos y los útiles de bazar, ya que, debido a su tamaño, son más difíciles de proteger mediante sistemas de seguridad.

Para paliar este efecto negativo en los resultados de las empresas, ADT ha puesto en marha un nuevo sistema anti-hurto que, apoyado en las nuevas tecnologías, prevé evitar hasta un 44% de los robos, también los protagonizados por los propios empleados.

Se trata de nuevas etiquetas que "se defienden" ellas solas emitiendo un ruido cuando se manipulan o nuevos y minúsculos sensores basados en tecnología acustomagnética para detectar robos de los productos más pequeños.