De este modo, Colombia se convierte en el cuarto país del mundo en esta práctica, tras Myanmar, Liberia y la República Democrática del Congo.

Según la ONG, los menores combaten en las filas de los grupos armados, son señalados como blancos y expulsados de sus hogares. Además, cerca de dos millones de niños se encuentran en situación de desplazados.

Generalmente, en Colombia los menores se alistan de forma voluntaria ante la falta de oportunidades en su entorno, pero también son reclutados a la fuerza.

"Hasta ahora muchos de los programas de desmovilización y reintegración de niños soldados no han tenido el éxito esperado. Los jóvenes ingresan en el conflicto por falta de oportunidades, pero una vez desmovilizados siguen sufriendo esa falta de expectativas, por lo que muchos son reclutados de nuevo", señala Almudena Escorial, responsable del área de niños soldados de Save the Children.

En este sentido, Escorial asegura que el esfuerzo de la ONG "se centra ahora en la prevención del reclutamiento, en especial con jóvenes en zonas marginadas. Procuramos ofrecerles alternativas a la violencia y que tengan posibilidades de ser reconocidos como ciudadanos en sus comunidades".