En una nota de prensa, la asociación califica esta actitud de preocupante y añade que "esto es un síntoma de racismo, intolerancia, insolidaridad, elitismo y proponderancia cultural, prejuicos desmedidos, abuso de fuerza de una sociedad mayoritaria y manipulación de sus hijos e hijas, a los que han transmitido todo lo anterior en contra de los niños gitanos".

"Todo esto nos viene a confirmar que, a día de hoy, la situación de las niños y niñas gitanos en las escuelas es la misma que la de nuestras familias en la sociedad, es decir, de rechazo, cuando no de racismo", afirma la ASGG.

Esta entidad recuerda que la educación y formación de los niños de esta etnia "es la opción más segurapara la convivencia entre culturas y para la normalización en el mundo laboral".

"Las familias gitanas, mayoritariamente, hemos apostado con ilusión a que nuestros hijos e hijas vayan a la escuela y que desde ella tengan la posibilidad de salir del cerco de la pobreza, marginación y rechazo que nos envuelve hace 600 años", agrega.

Por ello, la ASGG demanda a la sociedad un cambio de actitud, "en donde las generalizaciones prejuiciosas y los miedos dejen paso al diálogo, a la convivencia y al respto mutuo".