Según Montoya, es muy elevado el número de embarcaciones furtivas que continúan faenando en diversos caladeros sin la pertinente documentación o con artes ilegales.

Rafael Montoya declaró a Servimedia que estas embarcaciones proceden de distintos puertos españoles. Aunque su presencia ha sido detectada desde hace años, según los datos de que dispone la Interfederativa Andaluza, el número de pesqueros "piratas" ha aumentado considerablemente con el paso del timpo.

En opinión del presidente de la Interfederativa Andaluza de Cofradías de Pescadores, esta práctica es uno de los mayores problemas que afectan al sector en estos momentos.

Montoya criticó también el último convenio pesquero firmado entre la Comunidad Europea y Marruecos, por entender que no atiende las principales demandas del sector pesquero, que según él "atraviesa uno de sus peores momentos".

Por lo que se refiere a las relaciones pesqueras entre España y Marruecos, indicó que actualente atraviesan un buen momento, al haber transcurrido varios meses sin que ningún pesquero español haya sido apresado por patrulleras marroquíes sin causa justificada.

ARTES DE DERIVA

Por otro lado, Montoya expresó su desacuerdo con la orden ministerial del 22 de noviembre de 1990, que prohíbe el uso de artes de pesca de deriva (enmalle). Esta normativa entró en vigor el pasado día 1.

La prohibición afecta a unas 90 embarcaciones con base en puertos andaluces, siendo la flota de Algeciras (Cádz) la más afectada, ya que son 54 los pesqueros que faenaban con esta modalidad en los caladeros marroquíes.

Según la Interfederativa Andaluza de Cofradías de Pescadores, las embarcaciones afectadas por esta orden ministerial deben utilizar actualmente el sistema de palangre de superficie, que en círculos pesqueros es conocido como "marraguera".

A juicio de esta organización, las pérdidas económicas en el sector que se calculan con la entrada en vigor de esta orden sobrepasan los 400 millones de esetas. Según Montoya, algunos armadores no podrán costear el nuevo sistema permitido.

Para Rafael Montoya, los argumentos que se esgrimen en esta nueva norma no son válidos, "ya que el enmalle no es más predador y peligroso que otras artes que siguen estando permitidas".