Los ecologistas de CODA argumentan que la incineración de residuos supone "transformarlos en residuos ún más tóxicos y peligrosos, y verterlos de manera disimulada al medio ambiente: al aire a través de los humos, al agua a través de las aguas del lavado de gases y a la tierra a través de las cenizas, filtros y escorias".

Estas asociaciones ecologistas aseguran que las incineradoras son un servicio industrial que necesita residuos para funcionar. A su entender, se basan en la filosofía de "cuantos más residuos que incinerar, mayor negocio". "Por tanto, impiden las políticas de prevención, reducción y eciclaje de residuos, y suponen un apoyo directo y una subvención a las actividades e industrias generadoras de residuos", ya que se financian con fondos públicos.

Como consecuencia de todas estas razones, según la Coda, muchos municipios de España, en los que se ha intentado construir incineradoras, y los situados en su comarca, se han opuesto a su instalación y han prohibido la incineración de residuos en sus términos municipales.

La Coda recuerda, asimismo, que la incineración de residuos tóxios y peligrosos está prohibida en el mar desde 1991 y que el estado canadiense de Ontario ha prohibido la incineración de todo tipo de residuos.