La coordinadora la integran alrededor de veinte asociaciones ecologistas, que consideran el Pacto del Agua y el proyecto del Plan Hidrológico Nacional como dos insistencias en lo que ha sido el error de la política hidráulica de nuestro país en los últimos cincuenta años.

En ningún momento los ecologistas ven reflejado el espíritu de la Ley de Aguas en estos documentos y, por otra parte, entienden que la calidad dl agua está estrechamente ligada a la salud de los ecosistemas, algo contra lo que se está atentando frecuentemente desde los organismos públicos.

Asimismo, consideran que el planteamiento del trasvase contribuye a desordenar el territorio y a acentuar los desequilibrios socioeconómicos interregionales.

Uno de los aspectos más chocantes para estas asociaciones ecologistas reside en que los únicos proyectos existentes y presupuestados son los referentes a obras de infraestructura, fundamentalmenteembalses.

En cualquier caso, afirman que "tenemos que adaptar nuestras necesidades a los recursos, ya que adaptar los recursos a las necesidades es inviable", por eso rechazan un Pacto del Agua tan falto de seriedad.

Según Henri Bourrut, miembro de la CODA, "tanto la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) como la Diputación General de Aragón (DGA), en vez de entrar en tanta discusión sobre trasvases sí o no, lo que tienen que asegurar es una política de recuperación de los cauces y riberas de os ríos, que se encuentran en un estado totalmente deplorable por la ineptitud de la CHE".

De igual forma, Bourrut cree que la DGA "lo que tendría que hacer, sería poner en marcha una política de control de vertidos que fuera realmente eficaz y creíble".

Como nunca es tarde si de rectificar se trata, la CODA opina que lo que se impondría ahora sería un debate prolongado, amplio y tranquilo sobre toda la materia que se relaciona o tiene que ver con el tema del agua en nuestra región, "una discusió amplia en la que nosotros queremos participar y que se recoja nuestra opinión".

La gestión racional de los recursos acuíferos de la cuenca del Ebro, el respeto a los sistemas naturales y la búsqueda de una mayor calidad del agua de consumo son los puntos principales que aborda este documento de la CODA en torno al Pacto del Agua, un pacto que Henri Bourrut ha calificado como el "pacto del agua sucia", por la calidad y la agresión al ecosistema fluvial que supone.