Las mismas fuentes indicaron que, con toda probabilidad, el vehículo que portaba la carga explosiva fue robado hace unas seis semanas a una person que lo había alquilado y que, posteriormente, denunció el robo.

El coche-bomba estaba aparcado frente a una de las puertas de acceso al centro comercial Pryca, en el madrileño barrio de Hortaleza. En las inmediaciones se encuentra también el complejo policial de Canillas y, por lo tanto, es frecuente el paso de vehículos policiales por las calles de la zona.

No obstante, todavía se desconocen oficialmente las causas de que el coche-bomba no estallara. La Policía no descarta que se trate de un falo mecánico en el sistema de detonación o, sencillamente, que la carga no había sido colocada para que explosionara y sólo con el objeto de llamar la atención, según diversas fuentes consultadas.