La idea se centra en transformar las emisiones de gas de efecto invernadero generadas por los transportes (aviones, coches, incluso actividades domésticas) en donaciones para los programas de desarrollo.

Esta propuesta nació con el Protocolo de Kyoto, del que los transportes aéreos quedan excluidos, y trata de animar a los países industrializados a invertir en los proyectos de reducción de emisiones de gases contaminantes en los países en desarrollo.

Según los fundadores del programa, estas cantidades "integran un coste medioambiental y un peso en términos de desarrollo humano que permite sostener las acciones de cooperación y solidaridad en los países del Sur, mejorar la vida diaria de las poblaciones locales y preservar el medio ambiente".

El origen de "CO2Solidaire" se encuentra en el Group Energies Renouvelables, Environnement et Solarité (GERES), que lleva 25 años colaborando para el desarrollo económico y local, el medio ambiente, la energía y la agroalimentación.