Entre los diez mandamietos del buen fumador están no fumar grandes cantidades de tabaco, no apurar el cigarrillo hasta el final, no hacerlo odioso a los amigos no fumadores, poner límites al consumo para no pasar del placer al vicio, respetar las señales de "prohibido fumar" y arrojar siempre las colillas apagadas.

Asimismo, el Club de Fumadores ha elaborado también un decálogo de los fumadores empedernidos, a los que aconseja, si quieren perjudicar seriamente su salud, que fumen un cigarrillo tras otro, mientras están comindo o haciendo ejercicio físico. Asimismo, les recomienda que efectúen "muchas aspiraciones seguidas, preferentemente muy profundas y sin que se escape nada, pero nada de nada, de humo al aspirar".

El pésimo fumador debe consumir cigarrillos sin preocuparse de lo que pueda molestar a los demás, no fijarse en dónde y cómo tira las colillas para comenzar su carrera como incendiario y terminar el día siendo consecuente, "dormido, con un cigarrillo en los labios".