A su juicio, "la ambigüedad de considerar droga algo cuyo consumo es legal, que el Estado comerciliza a través de más de quince mil concesiones administrativas y del que se lucra toda la sociedad con más de 850.000 millones de pesetas en impuestos, es de una incongruencia tan descomunal que sólo puede encontrar el más absoluto rechazo por parte de los fumadores de tabaco".

Para el Club de Fumadores por la Tolerancia, "si el tabaco es tan malo como se dice, hay otras medidas más eficaces y contundentes para erradicar su consumo que la de perseguir a los fumadores, como es que las denominadas autordades sanitarias se reúnan con los representantes del Ministerio de Hacienda y de la industria y lleguen a acuerdos que solucionen el problema".

"Lo que no es de recibo es que las campañas -como contempla el Plan Nacional sobre Drogas- vayan dirigidas a crear climas de crispación y enfrentamiento entre fumadores y no fumadores, y que el Estado financie ese plan con los beneficios que obtiene del tabaco para destinarlos a la caza y captura de fumadores".