El propio alcalde, Joan Clos, expresaba su indignación por las denuncias vecinales y decía el pasado 21 de septiembre que no era el Ayuntamiento el que tenía que solucionar el problema: "Encuentro profundamente indigno que un ciudadano diga: 'escuche, tengo ganas de mear ¿dónde tengo que dirigir el rayo?'", afirmaba.

Sin embargo, con la llegada de los nuevos urinarios públicos, que estarán disponibles para su uso a partir de mañana, se da, no sólo respuesta a las demandas vecinales, sino también alternativas a las sanciones previstas, y anunciadas hace una semana, a quienes orinen, defequen, escupan o vomiten en la vía pública.

La nueva ordenanza municipal establece que hacer este tipo de necesidades fisiológicas en las zonas más transitadas de la ciudad podrá conllevar sanciones de entre 300 y 1.500 euros.

Los urinarios que abren sus puertas mañana son tipo portátil, estarán disponibles las 24 horas del día y señalizados en catalán, castellano e inglés.