A su juicio, el proceso para esclarecer si Clinton mantuvo relaciones sexuales con la becaria Monica Lewinsky ha sido "un poco chusco", y le ha obligado a reconocer la verdad porque negar la evidncia no conducía a buenos resultados.

Hernándo considera que un proceso similar no se podría reproducir en España porque la valoración que hace la legislación española de perjurio no tiene nada que ver con la que se hace en Estados Unidos, que está influida por el "puritanismo anglosajón".

Reconoció, sin embargo, que la mentira siempre supone un elemento de desconfianza hacia las personas, a pesar de que se refiera a un asunto de carácter personal.