En la misiva a Bill Clinto, Anguita señala que "sería dramático que su Gobierno actuara contra un sentimiento muy arraigado en la opinión pública consciente de todo el mundo y de su propio país y volviera a ser un obstáculo para la comunidad internacional, como ya ocurrió en la Cumbre de Río de Jaineiro y en la de Berlín".

Anguita subraya en ambas cartas que si todos los ciudadanos del mundo emitieran la cantidad de dióxido de carbono per capita que generan Estados Unidos o Japón, "las consecuencias sobre el clima serían absoltamente catastróficas. Un elemental sentido de justicia debería hacerle reconsiderar su postura".