Sin embargo, un 42,2 por ciento cree que, al aceptar sueldos más bajos que los trabajadores nacionales, los inmigrantes hacen que bajen los salarios que se pagan en España, aunque un 46,9 por ciento no está de acuerdo con esta afirmación.

Más de la mitad (51,4 por ciento) vincula el crecimiento de la delincuencia con la presencia de inmigrantes, mientras que el 35,4 por ciento no ven conexión entre ambas ircunstancias.

Un 43,1 por ciento de los encuestados por el CIS reconoce que los inmigrantes viven mal, o bastante mal (14,7 por ciento), frente a un 19 por ciento que aseguran que viven bien o bastante bien (3,7 por ciento).

Según los consultados en este estudio sociológico a los extranjeros se les trata preferentemente con desconfianza (46,8 por ciento), con indiferencia (14,4 por ciento), con desprecio (11,4 por ciento), con amabilidad (11,3 por ciento), y tan sólo en un 5,3 por ciento piensanque se les trata como si fueran españoles.

A la vista de los enfrentamientos surgidos entre ciudadanos españoles y extranjeros en los últimos meses, un 54,2 por ciento cree que se trata de un problema importante y un 38,6 por ciento los juzga como hechos aislados. Además un 51,1 por ciento prevé un aumento de la violencia xenófoba en los próximos años, frente a un 27 por ciento que cree que no aumentará.

Por amplia mayoría, los consultados creen que los inmigrantes deben tener derecho a cobrar susidio si se quedan parados (85,8 por ciento), a obtener la nacionalidad española con el tiempo (82,5 por ciento), a afiliarse a sindicatos (70,1 por ciento) y a votar en elecciones municipales y generales (64,9 y 61,7 respectivamente).

En cuanto a política de inmigración, la mayoría (64,7 por ciento) son partidarios de facilitar la entrada sólo a aquellos extranjeros que tengan un contrado de trabajo, un 19,7 por ciento se pronuncia a favor de franquear la entrada a trabajadores sin más, un 5,9 prefiee hacer muy difícil la entrada de inmigrantes y un 1,7 desea que se prohiba por completo.

La legislación actual le parece más bien tolerante al 24,3 por ciento, más bien dura al 18,6 por ciento, correcta al 16,1 por ciento, demasiado tolerante al 11,5 por ciento y demasiado dura al 4,1 por ciento. En este sentido, el 61,3 por ciento apuesta por una legislación común a toda a UE sobre inmigración.

Cuando un español oye hablar de inmigrantes piensa preferentemente en marroquíes y norteafricanos (766 por ciento), y después en afircanos en general (27,9 por ciento), en latinoamericanos (20,5 por ciento) o en europeos del este (8 por ciento).

El 44,7 por ciento entiende que el número de extranjeros en España es bastante pero no demasiado, mientra que el 31,3 por ciento cree que son demasiados y el 9,9 por ciento que son pocos.

En general superan el 80 por ciento los españoles a los que no les importaría que sus hijos fueran al colegio con niños inmigrantes, tener algún vecino extranjero o comañeros de trabajo foráneos.

Las cifras descienden, sin embargo, si se trata de casar a un hijo con alguien de otra cultura. Se tiene más prevención sobre los marroquíes (sólo al 56 por ciento no le importaría), los africanos (58,8 por ciento) y latinoamericanos y eurpeos del este que superan el 69 por ciento. Sólo el 25,2 por ciento confiesan que les importaría bastante o mucho casar a un hijo con un marroquí y un 22,5 expresa esa misma prevención sobre los nativos de Africa negra.

Los inmigrante que caen más simpáticos a los españoles son los de Europa occidental con 7,16 puntos sobre 10, seguidos de los latinoamericanos (7,13), portugueses (6,74), europeos del este (6,59), africanos (6,39), norteamericanos (6,30) y marroquíes que cierran el ranking de simpatía, con 6,01 puntos.