David Guerrero, conocido ya como el "niño pintor", salió de su casa la tarde del 6 de abril de 1987, para dirigirse al centro de la ciudad en autobús. Sin embargo, desde que David, que ahora contaría con dieciocho años, abandonó su hogar, no dejó rastro alguno, ni fue visto en la galería de arte, destino final desplazamiento.

Las rimeras hipótesis policiales indicaban que el joven había abandonado su hogar como consecuencia de alguna disputa familiar. Sin embargo, sus padres rechazaron siempre esa posibilidad, porque "no tenía motivos para ello".

A lo largo de los primeros meses de su desaparición, fueron muchas las llamadas desde todos los puntos de España que alertaban a la familia y Policía de la presencia de David Guerrero. Sin embargo, la mayoría resultaron infundadas.

Sólo una de ellas llegó a aportar alguna pista, uando la Policía de Portugal informó a la española de la existencia de un niño, con rasgos similares a los de David Guerrero, que se ganaba la vida realizando pinturas sobre las aceras de Lisboa. Una pareja de agentes malagueños viajaron a la capital lusa, si bien el rastro de aquel anónimo pintor se perdió.

No obstante, en el curso de la investigación la Policía tuvo conocimiento de la existencia de un individuo de nacionalidad suiza, que durante las jornadas previas a la desaparición de David Guerreo se hospedó en un lujoso hotel de Málaga.

El individuo, según fuentes de la investigación, olvidó una cartera en la habitación del hotel, en la que guardaba una caricatura realizada por David Guerrero.

Una comisión rogatoria policial marchó hasta Suiza para interrogar al ahombre, cuya filiación se mantiene en un absoluto secreto, si bien pudieron comprobar que había muerto dos meses antes en Marruecos.

En la actualidad, la Policía malagueña prepara un plan de investigación en Marruecos, par tratar de reconstruir los últimos pasos del misterioso suizo e intentar así la localización de David Guerrero.

Los padres y los dos hermanos de David todavía confían en su pronta aparición y, al igual que la mayoría de las personas más interesadas en la desaparición del niño pintor, creen que fue secuestrado por una banda de falsificadores de obras de arte, para aprovechar sus cualidades sobre los lienzos.