Para ello, han elaborado un decálogo con propuestas para combatir los efectos nefastos de las invasiones biológicas y reclaman al presidente del Gobierno y a los responsbles de la administración autonómica su ratificación y aplicación en defensa de la biodiversidad, la salud y la economía.

La iniciativa partió del GEIB, el Grupo Especialista en Invasiones Biológicas, y a partir de ahí más de un centenar de científicos, profesionales y técnicos del medio ambiente se unieron para elaborar dicho decálogo.

El GEIB lamenta que los gobernantes no tengan en cuenta las advertencias de los expertos hasta que no se hacen patentes impactos como los que está causando el mejillón cebra (Dreissena polymorpha), el jacinto de agua (Eichhornia crassipes) o el mosquito tigre (Aedes albopictus).

Estas especies, añaden los expertos, pueden provocar una crisis de enorme envergadura con graves consecuencias ecológicas, económicas y sociales, que podrían haberse evitado tomando en su momento las medidas adecuadas.

"PUNTA DEL ICEBERG"

Pero además, advierten que estas recientes invasiones tan sólo constituyen la "punta del iceberg" puesto que el ritmo de las introducciones de especies exóticas se incrementa cada día aumentando con ello la probabilidad que alguna de ella se vuelva invasora.

Entre las principales causas de las introducciones están el comercio, el transporte y el turismo así como las liberaciones, los escapes por negligencia y las repoblaciones con flora y fauna exótica en muchas ocasiones avaladas por la administración.

Desde el análisis efectuado por los expertos ha quedado en evidencia que los avances alcanzados y los esfuerzos emprendidos para minimizar los impactos negativos de las especies exóticas invasoras no son todavía suficientes y se ha señalado al mismo tiempo la necesidad de desarrollar medidas de prevención para frenar nuevas invasiones.

Entre las principales lagunas, insisten, "para las cuales hay que poner remedios urgentes", citan la dispersión de la información, la falta de medidas de prevención, la necesidad de una normativa que regule la introducción de especies exóticas, la falta de coordinación administrativa y una todavía débil percepción del problema por parte de la población que se traduce en una escasa concienciación de las administraciones competentes.