Chávez compareció en rueda de prensa junto al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, después de una breve reunión en La Moncloa que siguió con un almuerzo de trabajo y con el que ambos dan por zanjadas las tensiones de los últimos meses, que culminaron con el incidente en la cumbre de Chile.

Ante una multitud de informadores y las delegaciones de ambos países, Chávez subrayó la apertura a inversiones extranjeras de esa reserva petrolífera, que puede llegar a ser una de las mayores del mundo.

Venezuela no puede por sus propios medios levantar el proyecto y es "muy importante para nosotros" contar con la participación de Repsol en unas inversiones que supondrán miles de millones de dólares necesarios para su país.

Repsol tiene ya adjudicado un campo de explotación y, según Chávez, "pudiera ser" que tuviera un segundo. Las estimaciones de Venezuela indican que en pocos años se podrían llegar a producir unos 200.000 barriles al día, "que pudieran venir directos a España", garantizando su suministro "para siempre" mientras siga habiendo petróleo.

Venezuela necesita la inversión y pretende, aseguró, mantener la producción de petróleo para contribuir a estabilizar su precio.

Chávez llegó al Palacio de la Moncloa a las tres menos cuarto de la tarde, con tres cuartos de hora de retraso respecto a la hora prevista de comienzo de la reunión.

El mandatario venezolano llegaba procedente de Palma de Mallorca, donde fue recibido por el Rey en su residencia veraniega, el Palacio de Marivent, y donde llegó también con casi una hora de retraso.

Rodríguez Zapatero mantuvo el semblante serio mientras saludaba a Chávez con un apretón de manos sostenido ante los numerosos reporteros gráficos, aunque después respondió con una sonrisa a uno de los comentarios del venezolano.

En la reunión estuvieron también el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos; el de Industria, Miguel Sebastián; y la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, junto a una numerosa delegación de Venezuela, si bien después ambos mandatarios mantuvieron en encuentro a solas.

Después, en la rueda de prensa conjunta, hubo distensión y algún momento para las bromas. Rodríguez Zapatero habló en tres ocasiones de "reencuentro" entre España y Venezuela y se declaró "contento" del resultado de la reunión de Chávez con el Rey y de su propia conversación, a la que seguía un almuerzo de trabajo en Moncloa.

Uno de los asuntos de la agenda a los que el presidente se refirió expresamente fue la energía, ante la disposición de petróleo de Venezuela y del que España tiene "una necesidad muy importante".

España pone sobre la mesa la tecnología en energías renovables, ante la disposición de Chávez de "dar ejemplo" como país exportador de petróleo de inversión en fuentes energéticas alternativas y limpias.

Ambas delegaciones tratarán en este sentido de concertar una reunión de empresarios de los dos países para, en palabras del presidente español, analizar intercambios comerciales "que siempre vienen bien a los dos países".

DIRECTIVA DE RETORNO

Otro gran asunto de la agenda era la inmigración y la directiva de retorno aprobada por la Unión Europea, que suscitó las protestas de muchos países de América Latina, también de Venezuela.

Chávez dejó atrás las amenazas de hacer pagar a las empresas radicadas en su país el respaldo a esa directiva y aseguró que tiene "la mejor buena fe" para reflexionar sobre la directiva.

Una vez que desde España se ha reconocido que quizá esa directiva no ha sido bien explicada a los países afectados, Rodríguez Zapatero y Chávez coincidieron en la conveniencia de crear una mesa de trabajo de Europa y América Latina para aclarar sus consecuencias. "No quisiéramos llegar a ningún tipo de confrontaciones" sino más bien a acuerdos, dijo el presidente venezolano.