Durante el desarrollo del acto, que se prolongó por espacio de tres horas en el patio y jardines del interior del establecimiento militar, una quincena de miembros del Estado Mayor de Tierra y policía militar acompañaron en todo momento a la comitiva de periodistas, impidiendo en cada uno de los desplazamientos del ministro el más mínimo contacto.

Al finalizar el acto castrense, el grupo de periodistas fue acompañado a una sala contigua a la que asistían el ministro deDefensa y otras autoridades militares donde se celebraba el tradicional "vino de honor".

Ante la sorpresa de los informadores, que son rigurosamente invitados a este tipo de celebraciones -aunque nunca está permitida la toma de declaraciones-, las puertas de acceso a la sala donde se hallaba el ministro fueron cerradas, siendo conducidos los periodistas a otra sala, donde permanecieron en compañía de altos responsables del Estado Mayor de Tierra.

Uno de los militares de alta graduación destinadosen el Cuartel General del Ejército aprovechó la circunstancia para explicar la historia de la mencionada sala, en uno de cuyos sofás murió el general Prim.