Partiendo de que el sistema de arbitraje de consumo ha demostrado en la práctica su eficacia y tiene un crecimiento razonable satisfactorio, el CES señala algunos problemas que dificultan su mayor expansión, entre los que destaca, la necesidad de intensificar las campañas de publicidad para promocionar el uso del distintivo y las ventajas que tiene frente a la clientela.

Seún datos de la Memoria Socieconómica y Laboral de 1998 del CES, el año pasado el sistema arbitral de consumo vivió la mayor expansión de su utilización desde su nacimiento en 1993, lo que permite confirmar su consolidación, sin perjuicio de la necesidad de continuar mejorando su funcionamiento y la adhesión al mismo.

A finales de 1998, 46.747 empresas habían normalizado su adhesión al Sistema Arbitral del Consumo, lo que supone un incremento de más de un 21% respecto al número de las que lo habrán heco a lo largo del año anterior.

El número de asociaciones de consumidores adheridas, que desde el principio fue muy importante, aumentó notablemente en 1998, un 23,5%, siendo en total 463, mientras que las adhesiones de asociaciones empresariales crecieron el 9,4% hasta llegar a un total de 1.390.

Otro cambio destacable por el CES es el espectacular aumento de la tendencia de los consumidores y usuarios a utilizar directamente en sus reclamaciones la vía de arbitraje, lo que se manifiesta en el auento próximo al 42%, de la cantidad de solicitantes de arbitraje, que alcanzaron en 1998 la cifra de 17.676 frente a las 12.473 registrada en 1997.

No obstante, hay que llamar la atención sobre el hecho de que el 30% de las solicitudes fueron rechazadas por la empresa reclamada. Este porcentaje en 1997 fue del 27%.

Por sectores, algo más de la mitad de las solicitudes de arbitraje se acumulan entre el del teléfono (18,7%), tintorerías (14%), reparación de automóviles (9,6%) y reparación del hogar(4,9%).

Finalmente, el CES destaca que los consumidores mostraron el pasado año una tendencia cada vez mayor a utilizar los organismos públicos o a presentar las reclamaciones por si mismos, mientras disminuye el porcentaje de quienes recurren para ello a las asociaciones que les representan.