Estas opiniones quedan recogidas en la 'Memoria de situación Socioeconómica y Laboral de 1995' realizada por el CES, en la que aprovecha para hacer balance de los diez años de permanencia de España en la UE.

El informe del CES dice que "en éste periodo, la economía española se ha comportado más como un mercado de consumo que como un sistema productivo de inegración", y advierte que la "intensa reestructuración de la industria y el retraso en una política industrial activa son enseñanzas de este periodo que deben tenerse en cuenta para el futuro próximo".

A juicio del Consejo, "el esfuerzo de adaptación de la estructura productiva española se vio escasamente respaladado por la política económica".

También señala que "la política monetaria de altos tipos de interés permitió atraer capital extranjero que, por una parte, permitió financiar el déficit através de la balanza de capitales -incluso con aumento de las reservas- y, por otra, desempeñó un importante papel en el proceso de inversiones, pero fue incapaz de hacer frente a la pérdida de competitividad".

Según el CES, "los notables avances en la integración europea no han podido corregir suficientemente las desigualdades entre los distintos países y regiones, a pesar del esfuerzo realizado en materia de cohesión y el creciente papel desempeñado por los fondos estructurales".

Asimimso, añad, "la convergencia en las variables macroeconómicas nominales no ha implicado, necesariamente, la convergencia real".

El Consejo concluye que "aunque se ha avanzado en la integración, las diferencias dentro de la UE persisten, a pesar de los fondos destinados por las arcas comunitarias a corregir estas desigualdades".