Esta es la conclusión de un estudio dirigido por Anne Case, una economista de Princenton University (EEUU), publicado enel número de octubre de la revista especializada "Economic Journal", y del que se hace eco el último número de la revista británica "The Economist".

El estudio analiza este aspecto de la realidad actual de las familias norteamericanas, en las que más de la mitad de los hijos viven separados de al menos uno de sus padres biológicos al alcanzar los 18 y más de la mitad de éstos tiene una madrastra o un padrastro, bien por haber cambiado de pareja alguno de sus progenitores o bien por adopción.

La ivestigación descubrió que en los hogares estadounidenses en que un niño es criado por una madre no biológica gasta menos en alimentos, tanto si se trata de una madrastra como de una madre de acogida.

Los datos existentes sobre Sudáfrica muestran la misma pauta: donde un niño no vive con su madre biológica (lo que ocurre con un 20% de los menores de 19 años), el hogar gasta menos en leche, fruta y verdura, y más en alcohol y tabaco.

El estudio descubrió también que, en los hogares con los dos padrs biológicos, un 61% de los niños de más de un año habían pasado una revisión médica en los doce meses anteriores, frente a un 46% en los que vivían con una madrastra. Además, los niños que se crían con la madre biológica reciben, en promedio, un año más de educación escolar.

Los niños a los que les va peor es, como en el caso de Cenicienta, aquellos que tienen una madrastra y ésta tiene sus propios hijos biológicos: los adoptados obtienen un año más de escolarización si la madre que los cria no tienehijos propios.