Así lo reclamó en un comunicado en el que recordó que, frente a unos precios “medios” de entre 25 y 45 euros/MWh, a finales de julio de 2021 “ya parecía inaudito que se alcanzasen los 100 €/MWh” y lamentó que, “en lugar de tocar techo, la escalada de precios continúa y no parará”, teniendo en cuenta que, según los expertos, en los próximos días se podrían alcanzar los 1.000 euros debido a la guerra en Ucrania que está afectando al precio del gas.

Por ello, CECU demandó al Gobierno que adopte “medidas urgentes” que permitan “evitar” que esta situación “se refleje en mayores aumentos de la pobreza energética y empeore aún más la situación de los consumidores vulnerables”.

Asimismo, consideró “urgente cambiar cuanto antes” la estructura de fijación de precios y defendió que, “en plena transición energética” se mantienen unas reglas “que no fueron diseñadas para el mix energético actual" y que, según su punto de vista, "distorsionan de manera negativa los precios”, convencida de que son los consumidores “los que pagan esta distorsión”.

En paralelo, en tanto se realizan cambios “de mayor calado” en el sistema de fijación de precios, advirtió de que el Gobierno español “debe presionar a la Comisión Europea para separar el gas del resto de tecnologías a la hora de fijar precios en el mercado mayorista”. “Aunque el ciclo combinado no representa la mayoría de energía que consumimos, dispara el precio de toda la energía despachada”, abundó, en línea con lo manifestado por otras organizaciones de consumidores como Facua, con la que también coincidió en la necesidad de poner un tope al precio de la energía “como alternativa”.

TARIFA SOCIAL

En paralelo, valoró como otra medida urgente la de “ir más allá del bono social” y abordar el debate de la tarifa social, propuesta por diversas organizaciones y que, según su criterio, debería “garantizar” la “protección de las personas más vulnerables”, con la creación de un marco tarifario “específico” que permita que las familias se beneficien de ella “de forma automática, sin tener que realizar ninguna gestión compleja”.

Junto a ello, abogó por “apostar” por las energías renovables y la eficiencia energética como “la mejor medida a medio y largo plazo” para acabar con la dependencia del gas fósil en Europa, “especialmente” respecto a las importaciones de gas, el principal factor que influye en la crisis de precios actual.

Finalmente, estimó “precisa” la “aceleración y expansión” del despliegue renovable y la gestión de la demanda que permitan “una mayor flexibilidad del sistema de energía de bajas emisiones” y puntualizó que la propia Agencia Internacional de la Energía ha remitido un plan de 10 puntos para reducir la dependencia de la Unión Europea del gas natural ruso que podría disminuir al menos en un tercio su dependencia y, al mismo tiempo reducir emisiones.