La CECU recuerda que la duración de los nuevos contratos se pactan entre las partes, pero que el nquilino tiene derecho a permanecer en la vivienda durante 5 años. Así, si por el ejemplo el contrato es de tres años, existirán prórrogas anuales hasta alcanzar los cinco.

Asimismo, destaca que en el caso de que el inquilino no quiera renovar alguna de las prórrogas, éste debe manifestar su intención por escrito con una antelación de 30 días a la fecha de la prórroga.

En ese sentido, la CECU subraya que la prórroga del contrato no es obligatoria cuando, en el momento de la firma, el arrendador hga constar que necesitará la vivienda para si mismo antes de los cinco años.

Sin embargo, si no la ocupa en los tres meses siguientes a la extinción del contrato, el inquilino puede volver a la vivienda por un nuevo periodo de cinco años, con el derecho a que le indemnicen por los gastos que le haya supuesto el desalojo.

Si en el contrato no se estipula un plazo de duración, se entenderá que es de un año, sin perjuicio del derecho de prórroga anual hasta alcanzar los cinco años.

Si transcurrdo el plazo de garantía de cinco años ninguna de las partes ha notificado a la otra con al menos un mes de antelación su voluntad de no renovar, el contrato se prorroga obligatoriamente por plazos anuales hasta un máximo de tres años.

La CECU subraya que durante los primeros 5 años de duración del contrato, la renta a pagar se actualizará anualmente en fución del IPC, mientras que a partir del sexto año la subida la pactarán las partes.

También recuerda que el pago debe ser mensual y efectuarse e los primeros 7 días del mes, además de que el arrendatario debe presentar como fianza un mes de renta.

Finalmente, recomienda dejar claro con el propietario del piso quién se hará cargo de gastos como la luz, el agua y el gas y destaca que en caso de venta, el inquilino tiene preferencia sobre otros posibles compradores.