Según informó la organización humanitaria, el jurado ha concedido este premio a Barankitse por "su destacada labor en defensa del derecho de asilo y la ayuda a los refugiadosdesplazados de Burundi".

Marguerite Barankitse, conocida como Maggy y apodada "el ángel de Burundi" por los periodistas, es una burundesa tutsi que lleva más de 20 años dedicada a los niños víctimas de la guerra y del sida.

Desde 1993, cuando el magnicidio del presidente Mechior Ndadaye desató las matanzas entre las etnias hutu y tutsi en Burundi, Barankitse ha salvado la vida de más de 5.000 niños, creando refugios financiados con la venta de sus propiedades e intentando que consigan un puesto e trabajo al llegar a la mayoría de edad.

Este trabajo humanitario le ha costado varias amenazas de muerte e incluso atentados, pero también el reconocimiento internacional: el Gobierno francés le entregó en 1998 el Premio en Defensa de los Derechos Humanos y el Consejo de Europa le otorgó el Premio Norte-Sur en el año 2000.